La abdominoplastia es una de las intervenciones quirúrgicas más habituales en nuestra práctica clínica. La mayoría de las pacientes que acuden a nuestra consulta para interesarse por esta técnica quirúrgica buscan restaurar su silueta abdominal tras los embarazos. En un gran porcentaje de ellas, uno de los motivos de descontento con su abdomen es la deformidad del ombligo debido a la distensión que la gestación ha provocado en esta zona. La deformación del ombligo tras los embarazos es un rasgo femenino que no debe ser motivo de preocupación ya que puede ser borrado a través de la adecuada cirugía
La realización de un nuevo ombligo es posible en casos aislados sin necesidad de recurrir a una abdominoplastia, pero en la mayoría de los mismos, en nuestra experiencia personal, la neoonfaloplastia (nuevo ombligo) suele ser parte del procedimiento de reparación abdominal.
El ombligo es una cicatriz pequeña, resultante de la pérdida del muñón umbilical, podríamos pensar que insignificante, pero su importancia estética es enorme ya que influye en toda la percepción que se tiene de la belleza de esa zona. Por algo el ombligo es históricamente uno de los grandes símbolos del erotismo. Su conformación debe ser correcta, en forma y proporciones, por lo que es una parte esencial del abdomen que hay que tratar de forma muy delicada al realizar una cirugía abdominal.
La forma más atractiva del ombligo ideal es la ovalada, con el eje mayor vertical; es decir, el ombligo perfecto debe ser ovalado, cóncavo y hondo. Para conseguir el mejor resultado, en todos los casos de abdominoplastia utilizo la técnica descrita por Osvaldo Saldanha (Sao Paulo -Brasil), con alguna modificación técnica añadida que mejora la apariencia de la parte inferior del mismo.