Las bolsas palpebrales se pueden combatir mediante una cirugía sencilla y efectiva, la blefaroplastia. El actual ritmo de vida, con ausencia de descanso adecuado y malos hábitos alimentarios está haciendo que cada día acudan a mi consulta personas más jóvenes buscando una solución a este problema. Para estos pacientes que buscan borrar estos estigmas, con una rápida recuperación, y, por supuesto, sin signos que delaten una intervención ocular, la blefaroplastia transconjuntival es la solución.
El aborde transconjuntival en blefaroplastia inferior se ha convertido en mi práctica habitual en la técnica de elección en la mayoría de los casos. Además de la ventaja de evitar la cicatriz cutánea externa, si se domina la técnica, es una intervención sencilla, mucho más anatómica que la vía externa, evita la retracción palpebral postoperatoria y se obtienen unos resultados superiores a los de la técnica convencional.
Los “puntos claves” de la blefaroplastia transconjuntival son:
1) Incisión con bisturí (“Colorado Needle”) de 12-15 mm cerca del borde tarsal (lateral al punto lagrimal y hacia canto externo).
2 )Exposición y apertura del septo orbitario.
3) Localización y protección del músculo oblicuo interno.
4)Exposición y resección-remodelación de los paquetes grasos medial, central y externo (temporal).
Un ejemplo de este abordaje transconjuntival sin cicatrices externas es el que se muestra en el siguiente caso.